El "chiste" -como todo chiste- no existió. Para ese entonces la ex URSS, presentaba signos de deterioro económico. Cubrió -entre otras técnicas de Estado totalitario- esa situación, apoyando grupos políticos privados que comenzaron a tener injerencia en la entonces difícil política argentina. Y para 1989, con la caída del Muro de la verguenza, en Berlín, se terminó de demostrar que el gigante soviético, tuvo pies de barro. Como toda ensoñación en el mismo sueño. Resulta interesante este testimonio visual, desde un Escobar, que nacía a la vida institucional y política propias.
